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EPICURO - FRASES CELEBRES

EPICURO - FRASES CELEBRES

 

Epicuro de Samos fue un filósofo griego que vivió aproximadamente entre los años 341 a 270 a.C. Fue el creador de la escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Como las clases tenían lugar en el jardín de la casa del propio Epicuro (en Atenas), sus discípulos fueron llamados "filósofos del jardín". Tanto mujeres como hombres acudían a sus clases. La presencia femenina era totalmente inusual para la época y esta circunstancia provocó muchas calumnias sobre las actividades que allí se realizaban. Sin embargo, su fama se extendió rápidamente y acudían a su escuela estudiantes de todas partes de Grecia y Asia Menor. Epicuro defendió una doctrina basada en la búsqueda del placer, pero dirigida por la prudencia. La doctrina epicúrea sostiene que el objetivo de la sabiduría es suprimir los obstáculos que se oponen a la felicidad. Ello no significa, sin embargo, la búsqueda del goce desenfrenado. La felicidad epicúrea ha de entenderse como el placer reposado y sereno, basado en la satisfacción ordenada de las necesidades elementales, reducidas a lo indispensable. Aunque la mayor parte de su obra se ha perdido, se conservan algunas cartas y fragmentos breves rescatados principalmente por Diógenes Laercio. Estas son algunas de sus frases más conocidas.  

Si eres pobre eres loco, pero si eres rico eres excéntrico.

El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado, aunque sea dueño del mundo.

El hombre que no se contenta con poco, no se contenta con nada.

¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.

El placer es el bien primero. Es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión. Es la ausencia del dolor en el cuerpo y la inquietud en el alma.

Debemos buscar a alguien con quien comer y beber antes de buscar algo que comer y beber, pues comer solo es llevar la vida de un león o un lobo.

No ha de ser dichoso el joven, sino el viejo que ha vivido una hermosa vida.

Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciona la vida más prolongada, sino la más intensa.

Una conducta desordenada se parece a un torrente invernal de corta duración.

Los bienes son para aquellos que saben disfrutarlos.

 

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