HAIKU SEGUNDA PARTE
Escritores Occidentales.
En el articulo anterior vimos los origenes del haiku, caracterizàndolo como la pequeña poesìa japonesa basada especialmente en la sobriedad y la sinceridad. Dijimos tambièn que el haiku requiere de una expresión extremadamente concisa y es el resultado de un sutil acuerdo entre el poeta y el espectáculo del mundo, de la apacible meditaciòn frente a la naturaleza.
Desde los comienzos del siglo XX, aproximadamente, el haiku empezò a extender su influencia en los poetas de Occidente, entre ellos, el francès Paul Louis Couchoud y el inglès B. H. Chamberlain, asì como en algunos españoles. Pero no dejaron de ser meras influencias. No era comùn en la lìrica occidental la fiel transcripciòn de la famosa pauta de 5/7/5 sìlabas. Ni siquiera en las traducciones. En España, aparecen algunos rastros del haiku en Machado, Juan Ramòn Jiménez, Garcìa Lorca, y en particular en Juan Josè Domenchina, autor de un haiku tan clàsico como: “Pàjaro muerto. / Que agonìa de plumas / en el silencio!”.
En Amèrica Latina, el poeta màs cercano al haiku fue Juan Josè Tablada.
En el Rìo de la Plata, y en general en Sudamèrica, el haiku fue casi ignorado como lectura, y como gènero a cultivar. Singulares excepciones a esta tendencia han sido Mario Benedetti y Jorge Luis Borges.
Mario Benedetti, uruguayo, es uno de los pocos poetas que ha escrito un libro entero de haikus titulado “Rincón de Haikus”. Hacer poemas de diecisiete sìlabas y ademàs con la normativa distribución de 5/7/5, y una cierta escisión significativa entre el segundo y el tercer verso, no es tarea fácil. Mario Benedetti ha escrito 224 haikus atenièndose estrictamente a esa norma : “El exiliado / se fue adaptando al tedio / de la nostalgia”.
Por su parte, el recordado escritor argentino Jorge Luis Borges, que fue un buen conocedor de la poesìa japonesa, en su obra “La Cifra” -1981- (libro dedicado a Marìa Kodama), incluye 17 haikus originales (curiosamente la cifra 17 se corresponde con el nùmero obligatorio de sìlabas del haiku clàsico). Todos estos haikus, fueron escritos con la estructura fija heredada del maestro japonès Matsuo Bashô (5/7/5). Por tratarse de una faceta literaria casi desconocida de Borges, me parece interesante concluir este artìculo, transcribiendo esos poemas de notable calidad.
Algo me han dicho La ociosa espada
la tarde y la montaña. sueña con sus batallas.
Ya lo he perdido. Otro es mi sueño.
La vasta noche El hombre ha muerto.
no es ahora otra cosa La barba no lo sabe.
que una fragancia. Crecen las uñas.
¿Es o no es Esta es la mano
el sueño que olvidè que alguna vez tocaba
antes del alba?. tu cabellera.
Callan las cuerdas. Bajo el alero
La mùsica sabìa el espejo no copia
lo que yo siento. màs que la luna.
Hoy no me alegran Bajo la luna
los almendros del huerto. la sombra que se alarga
Son tu recuerdo. es una sola.
Oscuramente ¿Es un imperio
libros, làminas, llaves, esa luz que se apaga
siguen mi suerte. o una luciérnaga?.
Desde aquel dìa La luna nueva.
no he movido las piezas Ella tambièn la mira
en el tablero. desde otra puerta.
En el desierto Lejos un trino.
acontece la aurora. El ruiseñor no sabe
Alguien lo sabe. que te consuela.
La vieja mano
sigue trazando versos
para el olvido.
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