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MARIO BENEDETTI – EL ADIOS DE UN GRANDE

MARIO BENEDETTI – EL ADIOS DE UN GRANDE

El 17 de mayo de 2009, a los 88 años, luego de una larga enfermedad, en su casa de Montevideo, falleciò el poeta Mario Benedetti. No sòlo fue uno de los grandes escritores de su paìs (Uruguay), sino que era tambièn reconocido en todo el mundo por la sencillez  de sus textos y la profundidad de su pensamiento.

Benedetti, es autor de más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos, ensayos, así como guiones de cine. Fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005), entre otros. Además, cantantes como Joan Manuel Serrat, por nombrar alguno, pusieron mùsica a sus versos.

Su última obra publicada, el poemario Testigo de uno mismo , fue presentada en agosto de 2008 y casi como un legado final escribió: “Acontece la noche y estoy solo / cargo conmigo mismo a duras penas / al buen amor (el de su esposa) se lo llevó la muerte / y no sè para quien seguir viviendo”.

Benedetti se casó en 1946 con su “compañera de la vida”, como él le llamaba, Luz López Alegre, que murió en 2006 y a partir de entonces el escritor “ya no fue el mismo”, segùn dicen algunos de sus conocidos. Cabe señalar tambièn que, antes de su fallecimiento, el gran poeta uruguayo estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo tìtulo provisorio es Biografía para encontrarme.

Èl, como otros grandes de la poesìa, ha dejado un legado a la humanidad, recordàndonos que la belleza y el amor nunca deben desaparecer de nuestras vidas.

Para el poeta y para el hombre, Gracias, Mario Benedetti, por su obra y su paso por este mundo. Su poesìa y sus palabras perduraràn para siempre.

 

Sonata para Adiòs y Flauta.

 

Te vas tan sola como siempre
te echaremos de menos
yo y los abrazos de la tarde
yo y mi alma y mi cuerpo.

Tu larga sombra se resiste
a abandonarnos, pero
has decidido que se fuera
contigo a todo riesgo.

De todos modos no querría
que enterraras tu sueño
aquel en que tu amor de nadie
era como un estreno.

Te vas de nuevo no sé a dónde
y tu adiós es un eco
que se prolonga y nos alude
como un último gesto.

Nunca guardaste la ternura
como pan para luego
estoy seguro de encontrarla
liviana entre tus pechos.

Te vas con paso de derrota
pero no me lo creo
siempre has vencido en tu querella
contra el odio y el miedo.

Quién sabe allá lo que te aguarda
ese allá tan desierto
que se quedó sin golondrinas
todo erial, todo invierno.

Mas si una tarde te extraviaras
entre el mar y el espejo
recuerda siempre que aquí estamos
yo y mi alma y mi cuerpo.

                   Mario Benedetti.

 

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